Retos que debe
afrontar la escuela
Católica
La escuela
católica, al igual que toda institución educativa
se ve hoy
afectada por las situaciones y problemas de la misma
sociedad a la
que sirve. No es la escuela un ámbito aislado. En
ella confluyen
los problemas culturales y sociales, la rápida trasformación
de la misma
sociedad, los problemas de la familia,
especialmente
reflejados en los alumnos, además de los frecuentes
cambios del
sistema educativo.
La estructura
de esta sociedad en continua transformación
obliga a la
escuela católica a centrar su atención sobre su naturaleza
y sus
características propias desde las cuales afrontar una
adecuada
renovación y revisión de sus propuestas educativas en
orden a
mejorar la calidad de la enseñanza. A su vez, en la educación
confluyen
tantos agentes, instituciones, ámbitos de
influencia,
corrientes de pensamiento… que propician y demandan
una acción
conjunta de la Entidad titular, padres, profesores,
personal no
docente y alumnos uniendo sus fuerzas, cada cual
según sus
responsabilidades, a favor de una auténtica educación,
expresión de
los valores del Evangelio.
Partimos de
una constatación fundamental: “La escuela católica
encuentra su
verdadera justificación en la misión misma de
la Iglesia; se
basa en un proyecto educativo en el que se funden
armónicamente
fe, cultura y vida. Por su medio la Iglesia local
evangeliza,
educa y colabora en la formación de un ambiente
moralmente
sano y firme en el pueblo”.2 “En el
proyecto educativo
de la escuela
católica Cristo es el fundamento: Él revela y
promueve el
sentido nuevo de la existencia y la transforma, capacitando
al hombre a
vivir de manera divina, es decir, a pensar,
querer y
actuar según el Evangelio, haciendo de las bienaventuranzas
la norma de su
vida”.3
El Evangelio
con su fuerza y vitalidad responde a los problemas
fundamentales
del hombre y contribuye a la articulación de
la
personalidad en su proceso de maduración.
Con su acción
evangelizadora la escuela católica está contribuyendo
a la formación
del alumno desde sus raíces hasta sus
más altas
aspiraciones: “Realmente el misterio del hombre sólo
se esclarece
en el misterio del Verbo encarnado… Cristo, el
nuevo Adán, en
la misma revelación del misterio del Padre y de
su amor manifiesta
plenamente el hombre al propio hombre y le
descubre la
grandeza de su vocación”.4 Es en la verdad de
Jesucristo
donde se proporciona al alumno la posibilidad del crecimiento
hacia la
verdad plena.
Para el logro
de este objetivo hay que responder a una serie de
retos que
están determinando, de alguna manera, nuestro compromiso
de servir a la
educación de los hijos que hoy se nos encomienda.
RETOS
QUE DEBE AFRONTAR LA ESCUELA CATÓLICA
9
2 CONGREGACIÓN
PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA,
Dimensión religiosa de la educación
en
la escuela católica (7.4.1988) 34.
3 CONGREGACIÓN
PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA,
La escuela católica (19.3.1977) 34.
4 CONCILIO
VATICANO II, Constitución
pastoral Gaudium et spes (7.12.1965)
22.
a) Una
sociedad en cambio
3.
La escuela está inserta en una sociedad en continua evolución
en la que
desaparecen algunos elementos básicos de nuestra
cultura y
emergen otros nuevos que la van conformando.
En efecto, en
la cultura occidental se impone como principio
de progreso y
de vida la creatividad artificial, la eficacia en la
producción y,
en consecuencia, la valoración y utilización de la
ciencia al
servicio del progreso técnico donde priman los resultados.
Estas
primacías solapan todo intento de conocer la esencia
de las cosas,
su significado último5. Su repercusión en
la educación
conlleva una
determinada concepción de la vida en la que
los objetivos
y fines de carácter puramente instrumental, soslayan
el valor
trascendente de la persona que hace posible dar una
respuesta a
las grandes preguntas sobre el sentido de la existencia,
o sobre el
mismo valor de la persona ante las manipulaciones
a las que está
expuesto.6
4.
Una de las manifestaciones de la cultura, que también está
presente
en la
educación, es la crisis moral con raíces claramente culturales;
se
caracteriza, entre otras cosas, por la exaltación de la libertad
y de la
conciencia individual como fuente de valores, independientemente
de la verdad
del hombre y de Dios. “La fuerza salvífica
de la verdad
es contestada y se confía sólo a la libertad, desarraigada
de toda
objetividad, la tarea de decidir autónomamente lo que
es bueno y lo
que es malo. Este relativismo se traduce, en el campo
teológico, en
desconfianza en la sabiduría de Dios, que guía al hombre
con la ley
moral.”7 Con ello se pierden los puntos básicos de
referencia
ética e incluso el sentido de responsabilidad.
LA
ESCUELA CATÓLICA. OFERTA DE LA IGLESIA
EN ESPAÑA PARA LA EDUCACIÓN …
10
5 Cfr.
JUAN PABLO II,
Encíclica Fides et ratio (14.9.1998)
5.
6 Cfr.
JUAN PABLO II,
Carta apostólica Tertio millennio adveniente (10.11.1994)
36.
7 JUAN
PABLO II, Carta encíclica Veritatis
splendor (6.8.1993) 84.
5.
Esta situación ha provocado en las nuevas generaciones la
presencia de
personalidades desestructuradas, sin raíces donde
sustentarse,
ni finalidades transcendentes hacia las que caminar.
Muchas veces
sin posibilidades de respuesta a las preguntas
sobre el
sentido de la existencia, o sobre el mismo valor de la persona
ante las
manipulaciones técnicas o económicas a las que
está expuesta.
En esta situación es fácil sucumbir al desencanto y
a la evasión a
toda costa. La sensación de soledad y de vacío interior
es una de sus
expresiones más constatables.
En la raíz de
todo ello “está el intento de hacer prevalecer una
antropología
sin Dios y sin Cristo. Esta forma de pensar ha llegado
a considerar
al hombre como el centro absoluto de la realidad
haciéndolo
ocupar así falsamente el lugar de Dios y olvidando
que no es el
hombre el que hace a Dios, sino que es Dios quien
hace al hombre”.8
Todo ello está
interpelando a la Iglesia y, sobre todo, está condicionando
la forma en
que la escuela católica puede llevar a
cabo sus
propios fines y objetivos. Las Entidades titulares de
escuelas
católicas han realizado a lo largo de los años un encomiable
esfuerzo de
reflexión a fin de responder a los cambios de
la sociedad;
fruto del mismo es la actualización de sus propuestas
educativas en
orden a mejorar y hacer más eficaz su acción
evangelizadora.
b) Una
sociedad pluralista
6.
En todo tiempo y, concretamente, en los últimos decenios
alumnos
procedentes de diversas culturas han accedido a la
escuela
estatal y, proporcionalmente, a la escuela católica.
RETOS
QUE DEBE AFRONTAR LA ESCUELA CATÓLICA
11
8 Cfr.
JUAN PABLO II,
Exhortación apostólica Ecclesia in Europa (28.6.2003)
9.
Este alumnado
aporta diferentes actitudes ante la educación,
con valores,
creencias, moral y prácticas religiosas distintas, que
chocan, a
veces, con el universo cultural que se transmite en la
escuela. Se
trata de un fenómeno complejo en cuanto a las convicciones
y sus formas
de expresión en la sociedad. “Tiene efectos
positivos,
como la posibilidad de encuentro entre pueblos y
culturas, pero
también negativos, que corren el riesgo de producir
ulteriores
desigualdades, injusticias y marginaciones.”9
7.
Por otra parte, la cohabitación de culturas que necesariamente
demandan un
lugar y respeto a sus peculiaridades, pueden
generar conflictos.
Es posible que estos hechos creen actitudes de
rechazo, o
bien, de desconfianza y oscurecimiento de la propia
cultura y de
la propia fe en el deseo de evitar posibles confrontaciones.
Son desafíos
nuevos para la educación y especialmente para la
escuela
católica cuyo proyecto educativo está anclado en el
Evangelio y
conformado por valores objetivos y universales que
orientan y dan
sentido a la vida. El ideario de las escuelas católicas,
que tiene como
núcleo los valores del Evangelio, ofrece para
alumnos y
padres, una realidad llena de posibilidades para el
encuentro
intercultural.
Esto nos
obliga a todos a discernir a la luz de la fe los signos
de este tiempo
y a afrontar con lucidez los fenómenos culturales
nuevos. Las
Entidades titulares de la escuela católica han venido
realizando a
lo largo de los años un esfuerzo de reflexión sobre
su identidad
católica; fruto del mismo son las propuestas de
actualización
del ideario y su empeño por mejorar el clima edu- cativo de las escuelas,
expresión clara de su responsabilidad
evangelizadora
LA
ESCUELA CATÓLICA. OFERTA DE LA IGLESIA
EN ESPAÑA PARA LA EDUCACIÓN …
12
9 CONGREGACIÓN
PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA,
Las personas consagradas y su misión
en
la escuela (28.10.2002) 31.
Unas familias
cuyos comportamientos,
no siempre,
están en sintonía con la educación
que se imparte
en la escuela
8.
Algunas familias que acceden a la escuela católica no comparten
las grandes
líneas y principios educativos propios del
Ideario de la
escuela católica ni están en total sintonía con los
valores y
proyectos de vida de la misma.
La situación
de la familia presenta aspectos positivos y aspectos
negativos con
influencia en la educación. Por una parte existe,
entre otras, “una
mayor atención a la calidad de las relaciones
interpersonales
en el matrimonio... a la educación de los hijos... a
la necesidad
de desarrollar relaciones entre las familias... al conocimiento
de la misión
eclesial propia de la familia”.10 Es necesario
constatar que
la familia cristiana está siendo cada vez más
consciente de
su identidad y de su responsabilidad educativa para
con sus hijos.
Los movimientos asociativos en defensa de la
familia son
cada vez más demandados y secundados.
9.
Por otra parte, las nuevas tecnologías y su influencia mediática
en la
educación de niños y jóvenes ha creado en una gran
parte de las
familias la convicción de incapacidad o impotencia
para educar
adecuadamente a sus hijos y dotarles de aquellos
principios,
valores y actitudes que posibiliten su normal desarrollo.
Los padres se
sienten desasistidos ante el poder de las
influencias
extraescolares que inculcan principios y actitudes
contrarias a
sus propias convicciones.
RETOS
QUE DEBE AFRONTAR LA ESCUELA CATÓLICA
13
10 JUAN
PABLO II, Exhortación
apostólica Familiaris consortio (22.11.1981)
6.
A ello hay que
unir el grave fenómeno de las crisis familiares
y el deterioro
del concepto mismo de la familia11.“Las rupturas
matrimoniales
y la consiguiente desestructuración familiar inutilizan
las
posibilidades reales de educar a los hijos, cuando no la
misma
capacidad educativa de los padres. La absorción exhaustiva
de la vida del
padre y de la madre por el ejercicio de la profesión
con la secuela
inevitable de su alejamiento no sólo físico,
sino también
psíquico, afectivo y espiritual de los hijos, les impide
ejercer todo
compromiso educativo serio”12.
El hecho es
que no pocas familias van dejando de participar en
las
responsabilidades educativas de sus hijos, al menos, en lo que
atañe a la
formación que se lleva a cabo en los colegios. Los últimos
estudios
realizados al respecto denuncian que el seguimiento
que los padres
hacen de la formación de sus hijos desciende
paulatinamente.
“Las familias mismas deben de ser cada vez más
conscientes de
la atención debida a los hijos y hacerse promotores
de una eficaz
presencia eclesial y social para tutelar sus derechos.”
13
Ante este
fenómeno, las escuelas con ideario católico han desarrollado
programas para
la mayor implicación de los padres en
el proceso
educativo de sus hijos, e incluso planes de formación
dirigidos
directamente a ellos, como son las Escuelas de Padres.
El reto está
en vincularles aún más y en aumentar el número de
padres que se
implican en estos procesos.
En todo caso,
creemos muy necesaria una acción coordinada
de la
comunidad educativa con la familia y la parroquia. De lo
contrario, la
educación cristiana quedaría fragmentada e incluso
LA
ESCUELA CATÓLICA. OFERTA DE LA IGLESIA
EN ESPAÑA PARA LA EDUCACIÓN …
14
11 Cf.
JUAN PABLO II,
Exhortación apostólica Ecclesia in Europa (28.6.2003)
8.
12 ANTONIO
M. ROUCO VARELA,
El derecho a la educación y sus titulares”. Club
Siglo
XXI ( 30-1-7).
13 JUAN
PABLO II, Carta apostólica Novo
millennio ineunte (6.1.2001) 47.
con serias
dificultades para llevar a cabo su propio proyecto educativo.
d) Cierto
desencanto de la comunidad educativa
9b.
Pese a la entrega y continua donación de los educadores por
trasmitir una
educación de calidad a sus alumnos, cierto desencanto
está aflorando
al no ver realizados los proyectos formativos
que con tanto
esfuerzo pusieron en práctica. Los profesores
encuentran
importantes dificultades para ayudar a los alumnos
conflictivos o
con lastres académicos o disciplinarios. El maestro
tiene que
limitar precisamente su rol a facilitar el acceso a la
información,
en muchos casos, y, en consecuencia, queda debilitada
la dimensión
formativa de su acción.
Factores
culturales, sociales y de estructura académica están
influyendo
negativamente en aquellos alumnos desmotivados
para el
trabajo y el esfuerzo, a sabiendas de que al final de curso
pasarán
fácilmente al siguiente, sin mucho sacrificio. Ello contribuye
al deterioro
disciplinar de la escuela, al fracaso escolar y a
la
infravaloración de la autoridad académica y moral del profesor.
Los reclamos
que la cultura predominante propone a los
alumnos sobre
el sentido de la vida conformado por la diversión
y el ocio
suponen un continuo reto a la escuela en su propuesta
educativa.
En medio de
esta situación muchas comunidades educativas
han logrado
generar un ambiente de trabajo positivo, donde toda
la comunidad
se implica en su propio proyecto educativo, no
exento de
dificultades. Son comunidades educativas que han asumido
su propio
proyecto educativo a la luz de su ideario y lo han
llevado a la
práctica en la vida diaria de su colegio. Ala vez, nuevas
experiencias
educativas se están plasmando en la creación de colegios, de inspiración
cristiana y proyecto educativo católico,
que están
generando expectativas positivas para la educación
católica. Son
realidades y signos de responsabilidad y de esperanza.
El reto básico
de educar
14.
El reto más importante de la escuela católica es educar y formar
a sus alumnos
conforme al proyecto educativo cristiano. Es
muy difícil
sustraerse a las influencias que van determinando el
tipo de
educación en la escuela española. Por ello, también la
escuela
católica, inmersa en este mundo, ha de contrarrestar aquellos
condicionantes
que dificultan el auténtico desarrollo de la formación
integral
conforme la concibe el humanismo cristiano.
Entre otros,
tiene especial influencia el cúmulo de información
que
proporcionan las nuevas tecnologías. La facilidad de
acceso a los
datos por estos medios contrasta con la dificultad
para aprender
lo que se recibe, pues el verdadero aprendizaje, la
aprehensión,
asimilación y posesión del saber exige esfuerzo,
ordenación y
sentido14. En general, la información como elemento
básico del
saber está propiciando, en cierto modo, el aprender
a conocer y
hacer, soslayando el aprender a ser que demandan las
instituciones
educativas de rango internacional 15.
Por otra
parte, es muy determinante para la educación el
hecho de que
los alumnos progresivamente no reconozcan la
autoridad del
profesor para corregir o motivar el ejercicio de los
valores más
básicos en la construcción de la convivencia y en el
progreso
armónico de la personalidad. Algunas doctrinas pedagógicas
que formulan
el no direccionismo y el libre desarrollo de la
naturaleza
están influyendo negativamente en el normal desarrollo
de la escuela.
15.
En este contexto, la formación integral que propicia la
escuela
católica sufre graves dificultades para su desarrollo. En
LA
ESCUELA CATÓLICA. OFERTA DE LA IGLESIA
EN ESPAÑA PARA LA EDUCACIÓN …
18
14 FORO
CALIDAD Y LIBERTAD
DE ENSEÑANZA, “Educación,
Libertad y Calidad”
(Octubre 2001)
pag. 25.
15 Cf.
DELORS. J, La educación
encierra un tesoro. Informe a la UNESCO. 1996.
efecto, Dios
mismo puede dejar de ser la instancia última que ilumine
y dé sentido a
toda superación y humanización y, con ello,
puede
mutilarse un elemento fundamental para la dicha formación
integral como
horizonte último de la educación16. Construir
la propia identidad,
descubrir lo que la persona es y lleva dentro,
orientar su
más profundo deseo de bien, de verdad y de belleza,
fundamentar su
raíz y su sentido último, recrear su ansia de infinito,
fundamentar su
ser filial en el Padre Dios, es la tarea de educar,
de formar y de
aprender a ser. La fe escruta lo más profundo
del ser humano
proyectándolo a su más alta vocación a la que ha
sido llamado.
16.
Ante estos y otros desafíos, pretendemos favorecer e
impulsar una
sana renovación de la acción educativa de la escuela
católica que
dé respuestas y horizontes ilusionantes de calidad
educativa
cristiana. El reto educativo nos invita a utilizar todos
los medios a
nuestro alcance para que este gran objetivo de educar
se lleve a
cabo con entrega, desinterés y esperanza. Está en
juego la misma
libertad de enseñanza, pues ésta no existiría sin la
concurrencia
de distintos proyectos educativos que posibiliten el
derecho de los
padres a la formación religiosa y moral de los
hijos según
sus convicciones.
III. La
identidad de la escuela católica
17.
El tiempo y las circunstancias que nos ha tocado vivir nos
invita a
acudir a las fuentes de nuestra fe de donde surgió y surgirá
la genuina
educación católica. Nuestra fe ha contribuido a configu-
LA
IDENTIDAD DE LA ESCUELA CATÓLICA
19
16 Cfr.
CONSEJO GENERAL DE LA EDUCACIÓN
CATÓLICA, “Manifiesto
por la educación”
(2.3.2002).
rar una manera
de ser y una manera de educar. La fe vivida y profesada
por la Iglesia
a través de la historia ha sido la génesis y la
misma
configuración de la escuela católica. En consecuencia, la
respuesta
primera a los retos antes analizados nos invita a llevar a
cabo una honda
reflexión sobre la identidad propia de la escuela
católica
conforme a los principios cristianos que la informan.
La escuela
católica es una institución educativa que la Iglesia
pone al
servicio del hombre y de la sociedad, al mismo tiempo que
responde al
derecho de los padres a que sus hijos reciban la formación
religiosa y
moral conforme a sus convicciones, artículo 27.3
de la
Constitución Española en el marco de la libertad de enseñanza.
El Estado debe
garantizar la libre opción de los padres con
aquellos
proyectos educativos que respondan a sus convicciones.
Este derecho
está ampliamente refrendado por la Declaración de
los Derechos
Humanos, Tratados Internacionales, Pactos
Internacionales
y otras Declaraciones de altos organismos internacionales
que instan a
las naciones para que cumplan y garanticen
los derechos
de las familias a la educación de sus hijos según sus
convicciones y
se facilite el ejercicio de la libertad de enseñanza17.
18.
La escuela católica está al servicio de la educación no por
ningún
privilegio o concesión del Estado, sino para ofrecer este
tipo de
formación católica a los que libremente quieran acceder a
ella. Del
mismo modo, la formación religiosa que se recibe a través
de las clases
de religión en la escuela estatal no es tampoco
una concesión
del Estado, sino una respuesta al derecho que asiste
a los padres
de recibir para sus hijos la formación conforme a
sus propias
convicciones religiosas y morales.
LA
ESCUELA CATÓLICA. OFERTA DE LA IGLESIA
EN ESPAÑA PARA LA EDUCACIÓN …
20
17 Entre
otros mencionamos: Declaración de Derechos del Niño (1959). Declaración de
Derechos de la
Mujer. Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y
Culturales
(1966). Carta de los Derechos de la Familia (1983). Resolución del
Parlamento
Europeo sobre Libertad de Enseñanza (1984).
El artículo
27.5 de nuestra Constitución afirma que “los poderes
públicos
garantizan el derecho de todos a la educación
mediante una
programación general de la enseñanza, con participación
efectiva de
todos los sectores afectados y la creación de
centros
docentes”.
La misma Ley
Orgánica de Libertad religiosa explicita las
garantías
constitucionales en el artículo 2.1c cuando dice: “La
libertad
religiosa y de culto garantizada por la Constitución comprende,
con la
consiguiente inmunidad de coacción, el derecho de
toda persona a
recibir e impartir enseñanza e información religiosa
de toda
índole, ya sea oralmente, por escrito o por cualquier
otro
procedimiento; elegir para sí y para los menores no emancipados
e
incapacitados bajo su dependencia dentro y fuera del
ámbito escolar
la educación religiosa y moral que esté de acuerdo
con sus
propias convicciones”.
Este proyecto
educativo, demandado por un alto porcentaje de
padres se
define como escuela católica que pretende desarrollar
todas las
capacidades del ser humano desde la óptica de la Vida,
la Palabra y
la Persona de Jesucristo, al que todos pueden en su
crecimiento
escuchar, imitar y seguir compartiendo y promoviendo
sus valores y
su forma de vida en toda su actividad escolar y
extraescolar.
Esta propuesta educativa de la escuela católica se
concibe como
formación integral.
a) Su
especificidad de escuela católica,
como servicio
a la formación integral
Partiendo del
fin mismo
de la
educación
19.
La escuela católica responde a la finalidad misma de la
educación, que
la Constitución consagra en el artículo 27.2 en
LA
IDENTIDAD DE LA ESCUELA CATÓLICA
21
referencia a
todo tipo de escuela: el pleno desarrollo de la personalidad
humana.
En el logro de
esta finalidad comparte objetivos similares con la
escuela
estatal y los distintos tipos de escuelas de iniciativa social.
En concreto, “en
virtud de su misión, a la vez que cultiva con asiduo
cuidado las
facultades intelectuales, desarrolla la capacidad del
recto juicio,
introduce en el patrimonio de la cultura conquistado
por las
generaciones pasadas, promueve el sentido de los valores,
prepara a la
vida profesional, fomenta el trato amistoso entre los
alumnos de
diversa índole y condición contribuyendo a la mutua
comprensión;
además, constituye como un centro de cuya laboriosidad
y de cuyos
beneficios deben participar juntamente las familias,
los maestros,
las diversas asociaciones que promueven la vida
cultural,
cívica y religiosa, la sociedad civil y toda la comunidad
humana”18.
Al menos formalmente, al igual que toda escuela, la
escuela
católica pretende aquella enseñanza que haga posible el
óptimo
desarrollo del alumno, de sus capacidades intelectuales,
sociales,
afectivas, morales y religiosas.
Se apoya en la
naturaleza
y la dignidad
del hombre
20.
Ahora bien, la acción educativa de la Iglesia, a través de la
escuela
católica, no debe ser considerada un simple añadido al desarrollo
de la
personalidad del alumno. Hunde sus raíces en la naturaleza
misma del
hombre, creado a imagen de Dios y en la dignidad
de la persona
que esta realidad conlleva. “La Iglesia sabe muy
bien que su
mensaje conecta con los deseos más profundos del
corazón humano
cuando reivindica la dignidad de la vocación
humana,
devolviendo la esperanza a quienes desesperan ya de su
destino más
alto. Su mensaje, lejos de empequeñecer al hombre,
LA
ESCUELA CATÓLICA. OFERTA DE LA IGLESIA
EN ESPAÑA PARA LA EDUCACIÓN …
22
18 CONCILIO
VATICANO II, Declaración Gravissimum
educationis (28.10.1965) 5.
infunde luz,
vida y libertad para su progreso; y fuera de Él nada
puede
satisfacer el corazón del hombre: «Nos hiciste, Señor, para
ti y nuestro
corazón está inquieto hasta que descanse en ti»”.19
El fin propio
y la peculiaridad
de la escuela
católica
21.
Afirmamos, en consecuencia, que la escuela católica pretende,
como las demás
escuelas, los fines culturales y la formación
plena de los
alumnos. ¿En qué se distingue? “Su nota característica
es crear un
ámbito de comunidad escolar animado por el
espíritu
evangélico de libertad y de amor, ayudar a los adolescentes
a que, al
mismo tiempo en que se desarrolla su propia persona,
crezcan según
la nueva criatura en que por el bautismo se han
convertido, y
finalmente, ordenar toda la cultura humana al anuncio
de la
salvación, de modo que el conocimiento que gradualmente
van
adquiriendo los alumnos sobre el mundo, la vida y el
hombre sea
iluminado por la fe”.20 Esta realidad funda
el carácter
propio de la
escuela católica.
Pretende
servir a la configuración, en cada alumno, del hombre
nuevo que
surge del Bautismo. Su progresivo crecimiento se
realiza en la
escucha de la Palabra de Jesucristo, la imitación de
sus obras, con
el ejemplo y ayuda de la comunidad educativa
concreta y de
la Iglesia que se hace presente en la educación.
La educación
católica conlleva
una concepción
de la persona
22.
El desarrollo pleno de la personalidad depende de muchos
factores: Los
principios que informan la actividad educativa, los
LA
IDENTIDAD DE LA ESCUELA CATÓLICA
23
19 CONCILIO
VATICANO II, Constitución
Pastoral Gaudium et spes (7.12.1965)
21.
20 CONCILIO
VATICANO II, Declaración Gravissimum
educationis (28.10.1965) 8.
fines que se
pretenden, los objetivos prioritarios en el quehacer
escolar y,
sobre todo, el tipo de persona que se pretende educar.
La educación
cristiana entiende que la calidad de su enseñanza
está vinculada
a la visión cristiana del hombre y del mundo, que
le aporta la
fe, y que está presente en todo el quehacer educativo
del colegio,
de tal manera que el alumno adquiera una verdadera
síntesis de
fe, cultura y vida.
El elemento
primordial de toda educación es la concepción de
la persona que
se pretende formar y que subyace a todo proyecto
educativo,
tanto en la escuela estatal como en cualquier otro tipo
de educación.
La escuela católica constituye, ante todo, un proyecto
de formación
que incluye una concepción determinada del
hombre, según
la criatura nueva que surge del Bautismo.
“El hombre, en
cuanto creado a imagen de Dios, tiene la dignidad
de persona: no
es solamente algo, sino alguien capaz de conocerse,
de darse
libremente y de entrar en comunión con Dios y las
otras personas…
Ha sido creado para conocer, servir y amar a
Dios, para
ofrecer en este mundo toda la creación a Dios en acción
de gracias, y
para ser elevado a la vida de Dios en el cielo.”21 En
esta filiación
se enraíza su dignidad, se fundamenta la fraternidad
universal por
la que ha de trabajar y da sentido a su vida. Es, por
tanto una
persona con un destino trascendente e inmortal, libre y
responsable
ante esta vida y ante la eterna. Este proyecto tiene su
realización
plena en Jesucristo y “el que sigue a Cristo, hombre
perfecto,
también se hace él mismo más hombre”22.
En
consecuencia, Jesucristo es la esperanza de todo proyecto
humano hacia
su plenitud. Él es el camino la verdad y la vida. En
Él el alumno
no solamente tiene un ejemplo que imitar en su crecimiento,
sino también
un amor en quien confiar, una esperanza
LA
ESCUELA CATÓLICA. OFERTA DE LA IGLESIA
EN ESPAÑA PARA LA EDUCACIÓN …
24
21 CATECISMO
DE LA IGLESIA CATÓLICA,
Compendio (28.6.2005) 66,67.
22 CONCILIO
VATICANO II, Constitución
Pastoral Gaudium et spes (7.12.1965)
41.
en su vida,
una razón de su esfuerzo y un sentido a su vivir. Todo
ello conlleva
una concepción de la vida abierta a Dios que ama a
cada persona y
la invita a hacerse cada vez más “conformado a la
imagen del
Hijo” (Rom 8,29). Este proyecto divino es el corazón
del humanismo
cristiano.
Propone una
concepción
integral de la
educación
23.
La acción educativa de la Iglesia a través de la escuela
católica,
además de vincularse a la formación plena, entendida
como
desarrollo perfectivo de las capacidades básicas del alumno,
propone una
educación integral del mismo tratando que todas
las
capacidades puedan ser integradas armónicamente desde la
luz del
Evangelio que fundamenta una cosmovisión integradora
de la
personalidad: “La verdadera educación se propone la formación
de la persona
humana en orden a su fin último y al bien
de las
sociedades de la que es miembro”23. Se entiende
así la formación
integral no
sólo como desarrollo de todas las capacidades
del alumno,
incluida necesariamente la capacidad trascendente
que recrea y
proyecta el sentido último de la vida, sino también y
especialmente
su desarrollo integrado y armónico, como corresponde
a la vocación
integral de la persona24. Es aquí donde se
revela un
elemento específico de su quehacer educativo: trasmite
una enseñanza
que en todos los planos del conocimiento revela
un saber
unificado por la luz de la fe.
“La fe que no
se identifica con ninguna cultura y es independiente
de todas
ellas, está llamada a inspirar a todas”25.
Es un
LA
IDENTIDAD DE LA ESCUELA CATÓLICA
25
23 CONCILIO
VATICANO II, Declaración Gravissimum
educationis (28.10.1965) 1.
24 Cfr.
CONCILIO VATICANO II,
Constitución Pastoral Gaudium et spes (
7.12.1965) 57.
25 Cf.
CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN
CATÓLICA, Dimensión
religiosa de la educación
en
la escuela católica (7.4.1988) 53.
derecho del
alumno y una exigencia de la formación integral que
el saber
religioso y moral, que hace posible dicha formación,
tenga un
tratamiento equiparable al resto de saberes en su proceso
educativo,
siendo éste un elemento integrador que armoniza el
sentido de la
vida y su ser personal.
24.
La escuela católica opta por el ser humano y su formación
integral, lo
cual le exige un acercamiento personalizado del alumno
no sólo para
valorar y apoyarle en la evolución de su individual
proceso de
aprendizaje sino también y, especialmente, para
acompañarle en
su crecimiento afectivo, en su inserción social y
en su progreso
espiritual.
La escuela
católica promueve la integración del alumno en la
comunidad
educativa, en los grupos de alumnos, en la relación
sincera con
los profesores y en una mayor confianza con sus propios
padres, de
forma consciente y activa. La incorporación del
alumno al
proyecto educativo católico será una base eficaz en la
prevención y
eliminación de los obstáculos que le impiden crecer
como persona.
Integración e
incorporación que posibilitan que se atienda fraternalmente
a los alumnos
de diferentes culturas que acceden a la
escuela
católica. Una interculturalidad, enraizada en el amor de
Cristo a todos
los hombres y en las enseñanzas del Evangelio, es
connatural al
ser de la Iglesia. En este objetivo la educación católica
siempre está
abierta para acoger en su seno a los niños y
jóvenes de
otras tradiciones religiosas sin que esto sea un obstáculo
para el
desarrollo del carácter propio y la especificidad católica
de las
instituciones.26
La
universalidad del mensaje y de la redención de Cristo se ha
de hacer palpable
en cada uno de los proyectos educativos de las
LA
ESCUELA CATÓLICA. OFERTA DE LA IGLESIA
EN ESPAÑA PARA LA EDUCACIÓN …
26
26 Cf.
JUAN PABLO II,
Discurso al Congreso Internacional del Comité Europeo de la
Educación
Católica (28.4.2001).
escuelas
católicas, como ya lo es vivido con normalidad en
muchas de
ellas.
Es una acción
educativa
humanizadora
25.
Dicha formación integral propicia y fundamenta los valores
más humanos
que orientan el progreso evolutivo y perfectivo del
alumno. No se
desentiende de los problemas diarios de los alumnos
sino que los
afronta y orienta hacia el bien y la verdad; en dicha
formación “el
saber iluminado por la fe, lejos de desertar de los
ámbitos de las
vivencias cotidianas, los habita con toda la fuerza de
la esperanza y
de la profecía. El humanismo que auguramos propugna
una visión de
la sociedad centrada en la persona humana y
sus derechos
inalienables, en los valores de la justicia y de la paz,
en una
correcta relación entre individuos, sociedad y Estado, en la
lógica de la
solidaridad y la subsidiaridad”27.
Esta
concepción integral de la educación hace posible una personalidad
crítica y
libre ante cualquier intento de desestructuración,
capacita para
optar por el bien y la verdad, responde orgánicamente
a las grandes
preguntas sobre su origen y destino, y motiva aquellas
opciones que
favorecen el perfeccionamiento de la sociedad.
“Cristo, el
nuevo Adán, en la misma revelación del misterio del
Padre y de su
amor, manifiesta plenamente el hombre al propio
hombre y le
descubre la grandeza de su vocación”.28 Por
ello, a partir
de la Persona
de Jesucristo, y de la experiencia de plenitud humana
que se vive,
por la participación en la vida divina, en la comunión
de la Iglesia,
se hace posible descubrir la vocación humana, y
por tanto,
también en qué consiste la humanidad plena, la vida
LA
IDENTIDAD DE LA ESCUELA CATÓLICA
27
27 JUAN
PABLO II, Discurso a los
docentes universitarios de Roma (9.9.2000).
28 CONCILIO
VATICANO II, Constitución
dogmática Gaudium et spes (7.12.1965)
22.
moralmente
recta y verdadera. Este es el sustrato fundamental de
toda educación
en su sentido más hondo y radical.
A través de la
educación en los valores
más
genuinamente cristianos
26.
La escuela católica al servicio de la formación integral del
alumno debe
educar en los principios morales, valores y virtudes
que proceden
de la fe cristiana. Podemos decir que “sin su referencia
a Dios el
hombre no puede responder a los interrogantes fundamentales
que agitan y
agitarán siempre su corazón con respecto al
fin y, por
tanto, al sentido de su existencia. En consecuencia, tampoco
es posible
comunicar a la sociedad los valores éticos indispensables
para
garantizar una convivencia digna del hombre”29.
27.
Desde este fundamento, la escuela católica fomenta en
todo el ámbito
educativo, aulas, recreos, actividades complementarias
y
extraescolares, los valores y virtudes de raíz cristiana,
como son: el
respeto al otro en toda su peculiar dignidad nacida
de la
paternidad de Dios, el servicio y la ayuda desinteresada, la
sensibilidad
ante los débiles y la cercanía para los que necesitan
de apoyo y
amistad, consecuencia inmediata de la fraternidad
universal de
los hijos de Dios.
Es vital en el
proyecto educativo cristiano educar desde la primera
edad el valor
permanente y trascendente del amor, que se
expresa,
especialmente, en el sentido de gratuidad, de donación y
de servicio
desinteresado. “No es sólo progreso educativo humano,
sino verdadero
itinerario cristiano hacia la perfección. El
alumno
religiosamente sensible sabe que cumple la voluntad de
Dios en el
trabajo y en las relaciones humanas cotidianas”30.
LA
ESCUELA CATÓLICA. OFERTA DE LA IGLESIA
EN ESPAÑA PARA LA EDUCACIÓN …
28
29 BENEDICTO
XVI, Discurso en la Universidad Gregoriana de Roma (13-11-2006).
30 CONGREGACIÓN
PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA,
Dimensión religiosa de la educación
en
la escuela católica (7.4.1988) 48.
La escuela
católica no se queda, por eso, en los valores mínimos
de una ética
común. El amor no es sólo un mandato del
Señor. El amor
está enraizado en la paternidad de Dios por la cual
somos hermanos
y, a su vez, alimentado por la presencia de Dios
en nosotros,
lo cual hace imposible concebir el amor a Dios sin
el amor a los
hermanos. El respeto al otro, tan demandado por la
comunidad
educativa, es una de las muchas consecuencias que
surgen del
valor fontal y primero que es el amor. “De ahí el trabajo
escolar
acogido como deber y desarrollado con buena voluntad,
ánimo y
perseverancia en los momentos difíciles; respeto al
profesor;
lealtad y caridad con los compañeros; sinceridad, tolerancia
y bondad con
todos”.31
La escuela
católica impulsa y cultiva el esfuerzo y el sacrificio
no tan sólo
como medios necesarios para la adquisición de
mejores
resultados académicos sino como valores y actitudes que
capacitan al
alumno para un mayor servicio a la humanidad y la
realización
propia, realidades más valiosas que el sólo éxito académico
o profesional.
28.
El cultivo de la interioridad de los niños y jóvenes es
urgente y de
gran importancia en nuestro mundo. El alumno en
proceso de
aprendizaje necesita razones para creer, razones para
amar y razones
para esperar. Necesita saber darle sentido a su
vida, una
razón a su existencia, una orientación a su vivir. Se trata
de tomar
conciencia de su ser, de su misión de amar en este
mundo, de la
trascendencia de su vida, de la importancia y responsabilidad
de su acción
en relación con los otros y con Dios.
“La persona
humana, en efecto, de la que la libertad constituye la
más alta
dignidad, se realiza no en el repliegue sobre sí misma,
sino en la
entrega de sí (cfr. Lc 17,33; GS 24).”32
LA
IDENTIDAD DE LA ESCUELA CATÓLICA
29
31 Ibidem,
47.
32 Declaración
final de la asamblea especial para Europa del Sínodo de los obispos
(28.11 al
14.12.1991) Ecclesia (21.12.1991) 4.
Así mismo, el
cultivo de la espiritualidad desde la perspectiva
cristiana
pretende elevar las capacidades del alumno hacia el
encuentro con
Dios, mediante la relación con Él en la oración, en
el respeto y
valoración de su Palabra y de su Vida conforme al
Evangelio,
motivando su sensibilidad hacia la presencia del
Señor entre
nosotros. “Los valores evangélicos no pueden ser
separados de
Cristo mismo que es su fuente y su fundamento y
constituye el
centro de todo el anuncio evangélico”.33
Es un proyecto
que se recrea
en todo el
ámbito educativo
29.
Para llevar a cabo este proyecto la escuela católica en sus
espacios,
personas y tiempos está al servicio de los fines y objetivos
que integran
su ideario. Espacios, tiempos y personas que
hacen posible
un ambiente animado por el espíritu evangélico
de caridad y
libertad en el que se percibe la presencia viva de
Jesús Maestro.
Un ambiente creado por la presencia serena y
acogedora de
los profesores, que acompañan con la palabra, el
consejo, el
signo y el comportamiento34. Este tipo de
ambiente
influirá en el
mismo trabajo escolar, en el mismo proceso de
enseñanza-aprendizaje
y en el progreso hacia la formación integral
del alumno.
Tarea que se
lleva a cabo desde la adecuada organización del
tiempo
académico hasta del tiempo, también necesario, que llamamos
complementario
a la acción educativa reglada. Es sobre
todo en este
tiempo complementario al quehacer educativo en el
que se pueden
desarrollar aspectos básicos muy concretos del
ideario
cristiano como son las actividades catequéticas y las cele-
LA
ESCUELA CATÓLICA. OFERTA DE LA IGLESIA
EN ESPAÑA PARA LA EDUCACIÓN …
30
33 Ibidem.
Nº 3.
34 Cf.
CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN
CATÓLICA, Dimensión
religiosa de la educación
en
la escuela católica (7.4.1988) 25 y 26.
braciones
sacramentales necesariamente voluntarias y coordinadas
con la
parroquia.
b) Un proyecto
en el que la fe católica
se presenta en
diálogo con la cultura
30.
El derecho de los padres a la formación religiosa y moral
de los hijos
según sus convicciones tiene en el ámbito educativo
de la escuela
la posibilidad de su ejercicio mediante el diálogo de
la fe con la
cultura, con el cual el alumno integra en su formación
humana la
dimensión religiosa.
Es congruente
que los alumnos se inicien ya en las edades primeras
en el deseado
diálogo de la fe con la cultura y de la fe con
la razón, iluminando
progresivamente el conocimiento que ellos
adquieren
sobre sí mismos, sobre el mundo y sobre la vida35.
Esta relación
y diálogo, especialmente a través de las otras
áreas, es un
medio adecuado para que los alumnos adquieran personalmente
la deseada
síntesis de la fe con la cultura.
“La cultura
que el hombre asimila constantemente desde su
universo
cultural, tiende a ser una fuerza totalizadora de su personalidad.
Pero es en la
escuela donde esa asimilación totalizadora
se produce –en
cualquier edad– de una manera explícita, sistemática
y crítica. Tal
asimilación, función de la escuela, la realiza
el alumno a
través de las diferentes disciplinas escolares. Una de
ellas, la
enseñanza religiosa, conforma esta asimilación cultural
desde la
perspectiva de la fe cristiana”36.
Es evidente
que en esta asimilación totalizadora que se da en
la transmisión
de la cultura, se configura implícita o explícita-
LA
IDENTIDAD DE LA ESCUELA CATÓLICA
31
35 Cfr.
JUAN PABLO II,
Encíclica Fides et ratio (14.9.1998)
99.
36 COMISIÓN
EPISCOPAL DE ENSEÑANZA
Y CATEQUESIS, Orientaciones
pastorales sobre la
enseñanza
religiosa escolar (11.6.1979) 41.
mente un
concepto de persona, es decir, una respuesta a la pregunta
sobre el
origen, naturaleza, vocación, destino y misión del
hombre, que va
determinando la misma orientación de la acción
educativa. El
Mensaje cristiano constituye una opción educativa
sobre toda la
persona respondiendo a sus más profundos problemas
sobre su
origen y destino, sobre la libertad, la justicia, el
dolor, la
muerte y la inmortalidad.
Finalidades
31.
La fe en diálogo con la cultura apunta a una manera nueva
de ser, de
mirar, de comprender y tratar la realidad, de considerar
a las
personas, los acontecimientos y las cosas. Es decir, la síntesis
entre la fe y
la cultura ha de tender en definitiva a realizar en
el alumno una
síntesis personal entre la fe y la vida.
Ahora bien, “esto
será posible si los fieles laicos saben superar
en ellos
mismos la fractura entre el Evangelio y la vida,
recomponiendo
en su vida familiar, en el trabajo y en la sociedad,
esa unidad de
vida que en el Evangelio encuentra inspiración y
fuerza para
realizarse en plenitud”.37 Así se es consecuente
con el
fin del
proyecto educativo católico: la formación integral lograda
desde la
cosmovisión cristiana de la vida.
Es necesario
afirmar que educar en la fe es mucho más que desarrollar
las facultades
y capacidades del ser humano: es ayudar al
alumno a dar
una respuesta de adhesión libre y consciente, según su
capacidad, a
la Palabra de Dios, lo que implica un cambio de vida
conforme al
proyecto de persona que se le ofrece. El cristiano no
puede tener
dividida su conciencia sino que ha de lograr la síntesis
entre los
valores humanos y evangélicos según la perspectiva que
nos ofrece el
plan de Dios sobre el mundo: “restaurar en Cristo todo
lo que hay en
el cielo y en la tierra” (Ef 1,10).
LA
ESCUELA CATÓLICA. OFERTA DE LA IGLESIA
EN ESPAÑA PARA LA EDUCACIÓN …
32
37 JUAN
PABLO II, Exhortación
apostólica Christifideles Laici (30.12.1988)
34.
32.
La fe cristiana en diálogo con la cultura supone una aportación
crítica a las
realidades culturales que afectan a la visión
cristiana del
mundo y de la vida, asumiendo lo positivo e integrable
en la vida de
fe, y desechando aquello que entorpece su vital
y orgánico
crecimiento. El diálogo de la fe con la cultura es discernimiento
crítico y
constructivo. Para ello, la fe proporciona al
educador
católico premisas esenciales para realizar esa crítica y
esa valoración
Esta función
crítica38 se ejerce como luz, mostrando los riesgos
de
deshumanización latentes, expresando su sentido acerca
de la
verdadera liberación y la auténtica cultura humana. Se trata
de “trasformar
con la fuerza del Evangelio los criterios de juicio,
los valores
determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento,
las fuentes
inspiradoras y los modelos de vida de la
humanidad que
están en contraste con la Palabra de Dios y con el
designio de
salvación”39.
En este
cometido adquiere un protagonismo especial la figura
del profesor
que desde su más profunda convicción y respeto a la
conciencia del
alumno presenta este proyecto como ofrecimiento
y nunca como
imposición, propiciando la debida síntesis interior
del educando.
Síntesis que el educador debe haber conseguido en
sí mismo
previamente40.
Presupuestos
de donde partimos
33.
La enseñanza católica no puede desatender el desarrollo
intelectual de
la vida de fe. La fe es conocimiento, (Heb 10,26) y
LA
IDENTIDAD DE LA ESCUELA CATÓLICA
33
38 Cf.
COMISIÓN EPISCOPAL DE ENSEÑANZA
Y CATEQUESIS, Orientaciones
pastorales sobre
la
enseñanza religiosa escolar (11.6.1979) 39.
39 PABLO
VI, Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi
(8.12.1975) 19.
40 Cf.
CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN
CATÓLICA, El
laico católico testigo de la fe
en
la escuela (15.10.1982) 29.
amor a la
verdad (2 Tes 2,10). La fe es también un saber razonable,
un saber que
se traduce en expresiones objetivas de valor
universal.
A su vez, el
diálogo de la fe con la razón y con la cultura en la
escuela no es
una estructura educativa ajena al interés del alumno
o a la misma
función de la escuela. Por naturaleza el hombre
busca la
verdad, y en ello no busca sólo la conquista de verdades
parciales,
fácticas o científicas. Su búsqueda tiende hacia una
verdad
ulterior que pueda explicar el sentido de su vida; por ello
es una
búsqueda que no puede encontrar solución si no es en el
Absoluto. “La
Iglesia aprecia el esfuerzo de la razón por alcanzar
los objetivos
que hagan cada vez más digna la vida del ser humano
pero es
posible, que la razón misma, movida a indagar de
forma
unilateral sobre el hombre como sujeto, parece haber olvidado
que éste está
también llamado a orientarse hacia una verdad
que lo
transciende.”41
34.
El profesor cristiano, en su aportación e iluminación del
aprendizaje
desde la perspectiva cristiana, parte de valores irrenunciables
desde los
cuales camina hacia la verdad, tales como,
la dignidad
primaria del ser humano como persona, que lo eleva
sobre todos
los otros seres y le concede una posición de absoluto
privilegio,
como lo es la de ser capaz para la Trascendencia. “Es
Dios quien ha
puesto en el corazón del hombre el deseo de conocer
la verdad y,
en definitiva, de conocerle a Él, para que conociéndolo
y amándolo,
pueda alcanzar también la plena verdad
sobre sí mismo
(Cfr. Ex 33,18; Sal 27 (26), 8-9; 63 (62), 2-3; Jn
14,8; Jn 3,2)”.42
LA
ESCUELA CATÓLICA. OFERTA DE LA IGLESIA
EN ESPAÑA PARA LA EDUCACIÓN …
34
41 JUAN
PABLO II, Carta encíclica Fides
et Ratio (14.9.1998) 5.
42 Ibidem.
Proemiun.
La acción
educativa del profesor
en el diálogo
entre la fe y la cultura
35.
Todo ello exige del profesor católico una actitud continua
de apertura a
la razón plena del hombre y de búsqueda de
la verdad, de
creciente sensibilidad crítica hacia los valores y
contravalores
que conforman la cultura más cercana e influyente
en su entorno;
y, a la vez, de la necesaria renovación y explicitación
del
acontecimiento cristiano vivido en su corazón.
“Una razón que
es sorda a lo divino y que relega la religión al
espectro de
las subculturas es incapaz de entrar en diálogo con
las culturas”.
Por el contrario, “la fe cristiana es fuente de conocimiento;
ignorarla
sería una grave limitación para nuestra
escucha y
respuesta”.43
El profesor
cristiano no sólo imparte los contenidos académicos
obligatorios
sino que su acción educativa pretende descubrir
y comunicar a
sus alumnos el sentido trascendente que los planteamientos
de las
ciencias humanas puedan entrañar, contemplados
desde la
perspectiva cristiana, de tal manera que el alumno
pueda
descifrar en cada uno de los saberes que recibe el sentido
sobrenatural
que contienen.
Para ello, es
imprescindible que la escuela católica trasmita
“el patrimonio
cultural cristiano ofreciendo a los niños y jóvenes
los elementos
del suelo nutricio de su cultura. Y ha de
poder
ofrecerlos, al menos a los creyentes, en toda su verdad y
realidad, es
decir, mediante una presentación creyente de los
mismos”44.
LA
IDENTIDAD DE LA ESCUELA CATÓLICA
35
43 BENEDICTO
XVI, Discurso en la Universidad de Ratisbona (13-9-2006).
44 COMISIÓN
EPISCOPAL DE ENSEÑANZA
Y CATEQUESIS, Orientaciones
pastorales sobre la
enseñanza
religiosa escolar (11.6.1979) 13.
Es necesario
dar razón de nuestra fe
y esperanza en
la escuela
36.
La escuela católica y, en concreto el profesor, en toda
ocasión deben
dar razón de su fe y de su esperanza (I Pe 3,15),
con lo cual
testifican su propia identidad y ayudan al alumno
para que
descubra la plenitud del ser humano realizada en
Jesucristo, el
Hombre nuevo45. Él es la clave para
comprender
el misterio
del hombre, Él es quien da sentido a toda la vida y a
toda la realidad.
c) Un proyecto
educativo en el que Dios
es su
fundamento primero y último
Está
fundamentado en Dios,
Verdad, Bien y
Belleza
37.
El fundamento y razón básica de este ser y hacer educativo
es Dios,
Verdad, Bien y Belleza supremas. Es el alma de toda
nuestra acción
educativa, pues Él es el principio y fin de la vida,
el sentido y
plenitud de toda obra creada. La paternidad de Dios
hace posible
en los hijos la fraternidad universal, su vida entregada
por todos
nosotros es fundamento de nuestro amor desinteresado,
su ser eterno
al que estamos destinados es el sentido de
nuestra vida.
En este
cometido la fe en Dios cumple la función de unificar
y totalizar la
acción del hombre. En Él adquiere significado la
formación
integral entendida desde la perspectiva cristiana de la
vida.
LA
ESCUELA CATÓLICA. OFERTA DE LA IGLESIA
EN ESPAÑA PARA LA EDUCACIÓN …
36
45 CONCILIO
VATICANO II, Constitución
Pastoral Gaudium et spes (7.12.1965)
22.
Se realiza en
la Persona de Jesucristo,
plenitud del
hombre nuevo
38.
El alumno en crecimiento, consciente o inconscientemente,
aprende de los
otros, imita a los otros, sirve y se sirve de los
otros. Por
ello, necesita en su educación ejemplos, realizaciones
y proyectos
claros y positivos de sus aspiraciones más nobles
como desarrollo
de sus capacidades. En consecuencia, la escuela
católica
propone siempre a Jesucristo, Camino, Verdad y Vida
para quienes
libremente optan por este tipo de formación.
La Persona de
Jesucristo es el marco de referencia continuo
del proyecto
educativo católico. Esto conlleva una llamada al
seguimiento de
Cristo que es, además de una llamada libre a adherirse
a sus
enseñanzas morales y espirituales, una invitación al
cambio de
vida, al amor en identificación con Él y en servicio a
los hermanos.
Los alumnos cristianos tienen una Luz en medio
del mundo que
les sirve de guía, un Maestro a quien imitar, una
Vida con la
que conformarse y una Persona en quien poner su
confianza,
Jesucristo. La formación plena del alumno tiene un
marco claro y
real en el que mirarse y hacia el que caminar,
Jesucristo.
La educación
católica
es un proyecto
vital
39.
Imitar a Jesucristo es una propuesta educativa a vivir
según el
Evangelio, a recrear el hombre nuevo en cada uno de los
alumnos,
trabajando por superar aquellas conductas, situaciones
y estructuras
que se oponen a esta nueva vida. Es un compromiso
con toda la
persona del alumno.
El proyecto
educativo católico pretende renovar al hombre
entero y su
cultura, eliminar los errores y males que acechan a los
más débiles,
purificar y elevar las aptitudes más profundas de los
LA
IDENTIDAD DE LA ESCUELA CATÓLICA
37
alumnos,
restaurar y completar en Cristo, como desde dentro, las
características
y cualidades propias de los alumnos. Así contribuye
a educar a los
niños y jóvenes para la libertad interior que les
va a hacer
libres desde lo más hondo de su ser.46
Esta
invitación conlleva un progresivo perfeccionamiento en
la
personalidad del alumno cuyo proceso va más allá de los contenidos
que se
transmiten en cada una de las materias. La acción
educativa del
colegio católico ha de tener en cuenta todos los elementos
que influyen
en la formación del alumno. La fe que la
Iglesia
Católica ofrece en su proyecto educativo representa una
dimensión
fundamental de la educación y, a la vez, una opción
libre por la
vida nueva en Cristo, plenitud y finalidad última de la
vida humana.
La fe no es
una parcela más del hombre, sino la dimensión
más profunda
que impregna toda la vida de la persona.
Reafirmando la
verdad de la fe, la educación católica hará posible
que la persona
en su proceso educativo adquiera confianza en
sus
capacidades cognitivas y seguridad en su caminar.
Con todo, el
alumno en búsqueda de sí mismo adquiere su
propia
identidad, pues quien de veras busca su propia identidad,
su formación
plena, busca a Dios y quien de veras busca a Dios
se encuentra
así mismo.
Se alimenta en
los sacramentos
40.
El servicio de la Iglesia culmina siempre en la celebración
del don de
Dios y de su Palabra que recibe en los sacramentos,
celebraciones
de su amor y de su gracia. No es sólo un servicio
de
socialización y transmisión cultural. La celebración es el lugar
del cual todo
parte y en el que todo se reencuentra en la Persona
LA
ESCUELA CATÓLICA. OFERTA DE LA IGLESIA
EN ESPAÑA PARA LA EDUCACIÓN …
38
46 Cf.
CONCILIO VATICANO II,
Constitución Pastoral Gaudium et spes (7.12.1965)
58.
del Señor. El
anuncio del Mensaje y su servicio a la educación
plena podría
convertirse en mera propaganda si se elimina de la
comunidad
educativa la vida sacramental y celebrativa. Incluso,
el mismo
testimonio, tan básico para la educación católica,
podría perder
su característica cualidad católica y la misma oración
podría ser
evasión.
El proyecto
educativo católico incluye las necesarias ofertas
para que los
alumnos celebren el misterio de Cristo, reciban algunos
de los
sacramentos, de acuerdo con las orientaciones del
obispo
diocesano, y posean las ayudas adecuadas, fomenten y
faciliten su
relación con Dios en la oración y sientan el apoyo y
la sintonía de
sus padres en su progreso educativo. Para ello, es
necesario que
la comunidad educativa coordine estas acciones
con la
parroquia de referencia a fin de canalizar la futura inserción
parroquial de
los alumnos y, a su vez, puedan recibir los
auxilios
espirituales que el colegio no puede ofrecerles.
La enseñanza
de la religión católica
es básica y
fundamental
41.
La presentación orgánica del mensaje de Jesucristo en la
escuela
fundamenta, estructura y alimenta la cosmovisión cristiana
presente en el
proyecto educativo.
Uno de los
medios básicos para el desarrollo de dicho proyecto
es la
enseñanza de la religión católica que ocupa un lugar primordial
en la escuela
católica, como área fundamental en el currículo
de los
alumnos. Su valoración y aprecio es correlativo a su
aportación
indispensable para el logro de los fines del propio proyecto
educativo. La
formación religiosa debe ser integrada en
todo la acción
educativa, no como algo añadido al proceso de
enseñanza–aprendizaje
del alumno sino como elemento fundamental
para el
desarrollo evolutivo del alumno. Con todo, aunque
LA
IDENTIDAD DE LA ESCUELA CATÓLICA
39
la enseñanza
religiosa escolar no evalúa la fe, sin embargo, esto
no obsta para
que el colegio católico en toda su acción educativa,
en el clima
escolar, proponga, cuide y facilite las posibilidades de
una respuesta
de fe a Dios.
El ser humano
mediante la religión trata de universalizar su
interpretación
de la realidad, aborda las cuestiones límites de los
orígenes y de
los fines de la vida, crea un universo de sentido en
donde es
posible justificar y realizar la vida humana. Así el
alumno logra
unificar, totalizar y tranquilizar su conciencia por
saberse
integrado en un universo del que forma parte en la lucha
por el bien y
la verdad. La enseñanza de la religión católica es
básica y
fundamental para llevar a cabo el proyecto educativo
católico
La enseñanza
de la religión en la escuela no sólo hace presente
la plenitud
salvadora en Jesucristo, finalidad última; está realizando,
a su vez, una
acción humanizadora a través de la educación
para el amor a
los demás, para el compromiso con los hermanos
frente a las
situaciones de odio, desigualdad e injusticia.
La lucha en
pro de la fraternidad, el amor, la justicia, la reconciliación,
la paz y la
fraternidad universal, son valores del Reino de
Dios que se
anticipa aquí y tendrán su plena realización en la vida
plena e
inmortal con Él. Son valores que la escuela católica promueve
y cultiva,
como profundamente humanos, tanto como cristianos.
La religión,
sin merma de su carácter propio, forma así parte
de la cultura,
está íntimamente ligada y estructurada con el resto
de las
creaciones culturales y tiene una misión específica dentro
de la cultura:
interpretar el sentido último de la realidad y de la
vida del
hombre y acomodar las demás creaciones culturales, ya
sea
criticándolas, ya sea orientándolas o desechando aquellas que
no fueran
necesarias, incluso que pudieran ser nocivas en su
desarrollo.
LA
ESCUELA CATÓLICA. OFERTA DE LA IGLESIA
EN ESPAÑA PARA LA EDUCACIÓN …
40
Es necesario
advertir que: “El derecho de los padres a decidir
la formación
religiosa y moral que sus hijos han de recibir, consagrado
por el artículo
27.3 de la Constitución, es distinto del
derecho a
elegir centro docente que enuncia el artículo 13.3 del
Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales,
aunque también es obvio que la elección de centro
docente sea un
modo de elegir una determinada formación religiosa
y moral.”47
En concreto, “han
de ser los padres quienes determinen el tipo
de formación
religiosa y moral que deseen para sus hijos. Éste es
su derecho
primordial, insustituible e inalienable. Se lo reconoce
la Constitución
en el artículo 27.3. Queda tutelado también por el
artículo 16,
1, que consagra la libertad ideológica y religiosa. Por
tanto, el
Estado no puede imponer legítimamente ninguna formación
de la
conciencia moral de los alumnos al margen de la libre
elección de
sus padres. Cuando éstos eligen libremente la
Religión y
Moral católica, el Estado debe reconocer que la necesaria
formación
moral de la conciencia de los alumnos queda asegurada
por quienes
tienen el deber y el derecho de proveer a ella.
Si el sistema
educativo obligara a recibir otra formación de la
conciencia
moral, violentaría la voluntad de los padres y declararía
implícitamente
que la opción hecha por ellos en el ejercicio de
sus derechos
no es considerada válida por el Estado.
Precisamente
eso es lo que hace ahora el Estado con la nueva área
creada por la
LOE bajo el nombre de “Educación para la ciudadanía”.
48
LA
IDENTIDAD DE LA ESCUELA CATÓLICA
41
47 Sentencia
del Tribunal Constitucional, 5/1981, Fundamento jurídico 8 (13-2-81).
48 CONFERENCIA
EPISCOPAL ESPAÑOLA.
CCIV COMISIÓN PERMANENTE DEL EPISCOPADO,
Declaración
sobre La Ley Orgánica de Educación (LOE), los
Reales Decretos que la
desarrollan
y los derechos fundamentales de padres y escuelas (
28-2-7) 8-9.
d) Un proyecto
educativo en el que se implica
toda la
comunidad educativa
42.
Las Entidades titulares de los centros, que les dotan de ideario
propio y
representan el órgano máximo de decisión de los
mismos, están
llamadas a asumir un protagonismo más intensivo
en la
conformación de comunidades educativas comprometidas
con los
valores del ideario. La responsabilidad de la puesta en
práctica del
proyecto educativo católico recae en toda la comunidad
educativa,
Entidad titular, profesores, PAS –Personal de
administración
y servicios- padres y alumnos. Ello implica convicciones
comunes sobre
el proyecto asumido, vocación y carisma,
dedicación y
responsabilidades compartidas; exige entrega y
confianza en
la eficacia misma del proyecto, así como medios
adecuados para
el desarrollo de sus fines y objetivos.
La
colaboración compartida para llevar a cabo el común proyecto
educativo es
considerada como un deber de conciencia para
todos los
miembros de la comunidad educativa, cada uno de los
cuales la
ejecuta según las funciones que le atañen. Esa participación,
vivida con
espíritu evangélico es, por su propia naturaleza,
un testimonio
que no sólo edifica a Cristo en la comunidad, sino
que lo irradia
y se convierte en signo para todos.
La falta de fe
en el proyecto común de cualquiera de sus responsables
es un factor
muy negativo para la participación de
padres y
alumnos en la acción educativa del colegio. No es posible
en la escuela
presentar un proyecto del que no se es partícipe,
no se refleja
en la persona del profesor y personal educador o se
cuestiona su
realización o su eficacia.
El proyecto
educativo y el compromiso
de los
profesores laicos
43.
Compete también a los profesores laicos la responsabilidad
sobre el
debido desarrollo del proyecto educativo católico.
LA
ESCUELA CATÓLICA. OFERTA DE LA IGLESIA
EN ESPAÑA PARA LA EDUCACIÓN …
42
“Los fieles
laicos –debido a su participación en el oficio profético
de Cristo–
están plenamente implicados en esta tarea de la
Iglesia. En
concreto, les corresponde testificar cómo la fe cristiana
–más o menos
conscientemente percibida e invocada por
todos–
constituye la única respuesta plenamente válida a los problemas
y expectativas
que la vida plantea a cada hombre y a cada
sociedad. Esto
será posible si los fieles laicos saben superar en
ellos mismos
la fractura entre el Evangelio y la vida, recomponiendo
en su vida
familiar cotidiana, en el trabajo y en la sociedad
esa unidad de
vida que en el Evangelio encuentra inspiración
y fuerza para
realizarse en plenitud”.49
44.
En gran manera, la concreción del proyecto educativo
católico está
basculando y dependiendo de la calidad humana,
educativa y
cristiana del profesor de la escuela católica. Su apertura
de miras en
sus propuestas educativas, su actitud de servicio
al colegio y a
sus alumnos, su entrega personal por la cual no se
predica a sí
mismo sino que busca el crecimiento del alumno y la
gloria de
Dios, por su espíritu de fraterna solidaridad con todos,
su misma
integridad en su vida moral, hacen de este profesor una
auténtica
imagen del hombre evangélico que precisa la escuela
católica50.
45.
Es especialmente importante el deber de asumir responsabilidades
en orden a la
aplicación del proyecto educativo católico
que se
acrecienta cuando los profesores aceptan el incorporarse a
la tarea de
dirigir o codirigir el propio colegio tomando parte en la
responsabilidad
de la titularidad del mismo. Esto conlleva el asumir
todos los
elementos identificativos de la educación católica y
que se
expresan sobre todo en la impregnación cristiana del saber
LA
IDENTIDAD DE LA ESCUELA CATÓLICA
43
49 JUAN
PABLO II, Exhortación
apostólica Chistifideles Laici (30.12.1988)
34.
50 Cfr.
CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN
CATÓLICA, El
Laico católico testigo de la fe
en
la escuela (15.10.1982) 52.
y de la
cultura que se trasmite en la escuela. Hay un riesgo de
dejarse
absorber por el sistema de aprendizaje presente en el desarrollo
curricular y
descuidar su verdadera razón de ser: formar
auténticos
cristianos capaces de dar razón de su esperanza.
46.
Para el logro y perseverancia en estas actitudes y valores
“es importante
que de acuerdo con la fe que profesan y el testimonio
de vida que
están llamados a dar, los laicos católicos que
trabajan en
esta escuela participen sencilla y activamente en la
vida litúrgica
y sacramental que en su ámbito se desarrolle.”51
Así mismo, “es
sumamente deseable que el laico católico y
muy
especialmente el educador, esté dispuesto a participar activamente
en grupos de
animación pastoral o cualesquiera núcleos
válidos de
fermento evangélico”.52
Los alumnos
esperan de sus educadores no sólo maestros en
su saber y
saber enseñar, sino también testigos de una vida de fe
en la que
puedan encontrar los signos mediante los cuales Dios
se hace
presente.,
La
corresponsabilidad
de los padres
47.
La acción educativa de la Iglesia hace posible el ejercicio del
derecho de los
padres a la educación de los hijos según sus convicciones.
Ellos ostentan
la responsabilidad educativa de los hijos que
debe ser
compartida con el colegio, no sólo en cuanto conocedores
de su
desarrollo en sus hijos, sino también promovida, responsabilizándose
en las
acciones adecuadas a sus posibilidades. “Con el
don de la vida
los padres reciben todo un patrimonio de experiencia.
A este
respecto, los padres tienen el derecho y el deber inalie-
LA
ESCUELA CATÓLICA. OFERTA DE LA IGLESIA
EN ESPAÑA PARA LA EDUCACIÓN …
44
51 Ibidem,
40.
52 Ibidem,41.
nable de
trasmitirlo a los hijos: educarlos en el descubrimiento de
su identidad,
iniciarlos en la vida social, en el ejercicio responsable
de su libertad
moral y de su capacidad de amar a través de la experiencia
de ser amados
y, sobre todo, en el encuentro con Dios”.53
Para que la
participación de los padres sea efectiva conviene
motivar,
coordinar y alimentar la sintonía de pensamiento, palabra,
consejo y
ejemplo de los padres con la acción educativa del colegio.
Es necesario
crear modos, lugares y tiempos de diálogo,
encuentro y
celebración comunitaria de toda la comunidad educativa.
Todo ello “no
se debe a motivos de oportunidad, sino que se
basa en
motivos de fe. La tradición católica enseña que la familia
tiene una
misión educativa propia y original, que viene de Dios”.54
e) Una acción
educativa de la Iglesia Católica
La acción
educativa de la escuela católica
es una acción
eclesial
48.
“La presencia de la Iglesia en el campo escolar se manifiesta
especialmente
por la escuela católica”.55 A la presencia de
la Iglesia en
la escuela corresponde la de la escuela en la Iglesia.
Es una
recíproca vinculación por la cual la Iglesia se hace presente
como servicio
educativo a los hijos y, a su vez, la escuela católica
encuentra en
la Iglesia su identidad y sentido.
La escuela
católica posee todos los elementos que le permiten
ser reconocida
no sólo como medio privilegiado para hacer presente
a la Iglesia
en la sociedad, sino también como verdadero y
LA
IDENTIDAD DE LA ESCUELA CATÓLICA
45
53 BENEDICTO
XVI, Homilía a las familias en Valencia, ( 9-7-2006).
54 CONGREGACIÓN
PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA,
Dimensión religiosa de la educación
en
la escuela católica (7.4.1988) 42.
55 CONCILIO
VATICANO II, Declaración Gravissimum
educationis (28.10.1965) 8.
particular
sujeto eclesial, puesto que “evangelizar no es para
nadie un acto
individual y aislado, sino profundamente eclesial”,
pues quien
evangeliza hace presente a Cristo y a la Iglesia, su
cuerpo visible
y “esto supone que lo haga no por una misión que
ella se
atribuye o por inspiración personal, sino en unión con la
misión de la
Iglesia y en su nombre”.56
Responsabilidades
eclesiales
de la
comunidad educativa
49.
Esta comunión con la Iglesia tiene una concreción en la
misma
comunidad educativa. Los educadores unidos entre sí se
constituyen en
comunidad eclesial que anuncia la presencia de su
Señor entre
ellos. Esta comunidad posee un proyecto común y
concreto de
servicio, el proyecto educativo católico.
“Los laicos
que trabajan en la escuela católica son enviados a
colaborar
más estrechamente con el apostolado de la Jerarquía,
ya sea por
medio de la enseñanza de la religión o por la educación
religiosa más
general que tratan de promover ayudando a los
alumnos a
lograr una síntesis personal entre fe y cultura, entre fe
y vida. La
escuela católica, en cuanto institución apostólica, recibe
aquí un
mandato de la jerarquía”57.
Tanto las
personas consagradas como los profesores laicos
dentro de la
comunidad educativa ejercen un ministerio eclesial
al servicio de
la comunidad católica local y en comunión con el
Ordinario
diocesano. La común misión educativa confiada por la
Iglesia exige
también una total colaboración y sintonía entre las
distintas
acciones, planes pastorales y comunidades educativas58.
LA
ESCUELA CATÓLICA. OFERTA DE LA IGLESIA
EN ESPAÑA PARA LA EDUCACIÓN …
46
56 PABLO
VI, Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi
(8.12.1975) 60.
57 CONGREGACIÓN
PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA,
La escuela católica (19.3.1977) 71.
58 Cf.
CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN
CATÓLICA, Las personas
consagradas y su
misión
en la escuela (28.10.2002) 42.
Especial
importancia ha de tener el profesor de religión en la
escuela
católica. Como en todo tipo de escuela es un profesor
enviado por el
Obispo con la misión de enseñar en nombre de la
Iglesia. Todo
profesor de religión debe estar en posesión de la
Declaración
Eclesiástica de Competencia Académica y recibir
del Obispo la “missio
canonica” que supone la Idoneidad del profesor,
a la vez que
garantiza su identidad católica. Toda su acción
educativa es
una acción evangelizadora en cuanto participa de la
misma misión
de la Iglesia.
En los
momentos difíciles, de renovación y de trabajo, la unidad
es garantía de
esperanza. Es elemento esencial del apostolado
cristiano la
unión con aquellos que el Espíritu Santo puso para
regir la
Iglesia de Dios. “La espiritualidad de la comunión da un
alma a la
estructura institucional, con una llamada a la confianza
y apertura que
responde plenamente a la dignidad y responsabilidad
de cada
miembro del Pueblo de Dios”.59
50.
El testimonio de comunión y misión de la escuela católica
será el gran
servicio en el mundo educativo, el mismo que la
Iglesia, pues
no posee una finalidad en sí misma sino que es parte
de la Iglesia,
Cuerpo de Cristo, a quien sirve y a quien anuncia.
Por ello, la
escuela católica no se predica así misma, pues su
acción
educativa sólo pretende la gloria de su Señor en el servicio
educativo a
los más pequeños, sus hermanos.
Renovar y
fortalecer la propia identidad
53.
El primero y principal compromiso de la escuela católica
se refiere a
su identidad, como tal escuela católica, de la que ya
hemos hablado.
Ello comporta sobre todo un renovado compromiso
con los fines
y objetivos que le constituyen como tal escuela
católica; una
sincera revisión de su ideario y su concreta presencia
y realización
en el proyecto educativo de sus centros; una
actualización
del carisma propio fundacional.
LA
ESCUELA CATÓLICA. OFERTA DE LA IGLESIA
EN ESPAÑA PARA LA EDUCACIÓN …
48
b) Implicar a
las familias en el ejercicio de su
derecho
54.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos reconoce
el derecho a
la libertad religiosa, incluyendo el derecho de
los creyentes
a asociarse para el culto y la educación, insistiendo
en que los
padres tienen el derecho a decidir y dirigir la educación
de sus hijos.60
Así lo recoge nuestra propia Constitución en
el artículo
27.3 y los tratados internacionales.
La
complementariedad que ejercen las instituciones en la educación
de los hijos
es una colaboración en la misión educativa de
los padres y,
por tanto, las personas e instituciones actúan en
nombre de
ellos, e incluso, por encargo de ellos. El argumento, a
veces
utilizado, de substraer el derecho de los padres con el fin
de dar a todos
los niños las mismas oportunidades en una escuela
única, es un
señuelo que pretende suplantar a la familia privándole
de su
responsabilidad educativa.
55.
Los padres deben de conocer los fines y objetivos que el
colegio
pretende alcanzar en orden a la formación integral de sus
hijos, los
medios más adecuados para su logro, las concretas responsabilidades
a las que
están llamados a colaborar con el colegio
y, sobre todo,
es vital para la educación de los hijos la total
sintonía de
los padres con el proyecto educativo del colegio de
sus hijos.
La formación
cristiana de los padres en íntima comunión con
el proyecto
educativo católico supone la asunción de la síntesis
cristiana que
facilite el diálogo abierto de los padres con la problemática
individual de
sus hijos en orden a su formación religiosa
y moral. La
educación en los valores cristianos depende en
PRIORIDADES
Y URGENCIAS
49
60 Cf.
Declaración Universal de los Derechos Humanos, art. 18 y 26.3.
gran manera de
la motivación, vivencia y ejemplaridad que los
padres aporten
a sus hijos.
Comprometer a
los padres en la acción educativa de los hijos
es también
hacerles partícipes de los problemas, logros y necesidades
del colegio,
creando cauces de participación institucional,
formativa y
humana junto al resto de la comunidad educativa.
c) Actualizar
el compromiso con los más
necesitados
56.
El acceso, sobre todo, de los más pobres a la educación es
un compromiso
que han contraído en los diversos niveles las instituciones
educativas
católicas. Ello exige enfocar la obra educativa
en función de
los últimos, independientemente de la clase
social de los
alumnos presentes en la institución escolar.61
Cuando
hablamos de los más necesitados no sólo hemos de
referirnos a
los económica y socialmente desfavorecidos, realidad
cada vez más
patente y presente en nuestros colegios.
También la
escuela católica hoy asume una nueva sensibilidad
hacia la
presencia y necesidad de educación de nuevas pobrezas
que llaman a
nuestras puertas y que emergen en las clases sociales
mejor situadas
económicamente, pero no por ello menos
necesitadas de
que se les eduque en los valores del proyecto educativo
católico.
Entre los más
pobres y desfavorecidos merecen especial atención
los
inmigrantes. Ha sido una constante en la Iglesia su preocupación
y dedicación
de sus hijos a la educación de los más
desfavorecidos.
“La Iglesia está llamada a continuar su actividad,
creando y
mejorando cada vez más sus servicios de acogida y su
LA
ESCUELA CATÓLICA. OFERTA DE LA IGLESIA
EN ESPAÑA PARA LA EDUCACIÓN …
50
61 CONGREGACIÓN
PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA,
Las personas consagradas y su misión
en
la escuela (28.10.2002) 69.
atención
pastoral con los inmigrados y refugiados para que se
respeten su
dignidad y libertad, y se favorezca su integración”62,
respetando su
cultura y la peculiaridad de su tradición religiosa,
y haciendo
respetar a su vez el patrimonio cultural de la nación
de acogida y
la propia identidad del colegio.
d) Promover la
unidad de la comunidad eclesial
en favor de
sus centros y de su identidad
57.
Los centros de enseñanza católicos, promovidos por órdenes
o
congregaciones religiosas, por instituciones diocesanas o
grupos y
personas cristianas, constituyen un sector importante en
la acción
pastoral de la Iglesia en España y un servicio cualitativa
y
cuantitativamente significativo a nuestra sociedad.
En una
sociedad democrática, la libertad de las personas y de
las
instituciones para crear y dirigir centros docentes es derecho
primordial,
como lo es para los padres de familia el derecho a elegir
para sus hijos
el tipo de educación que prefieran según sus
convicciones.
Aunque la
presencia de la escuela católica se sustenta en
estos derechos
fundamentales refrendados por la Constitución
española, como
son el derecho a la libertad religiosa, el derecho
a la libertad
de enseñanza, y el derecho de los padres a que sus
hijos reciban
el tipo de formación religiosa y moral que esté de
acuerdo con
sus propias convicciones,63 sin embargo, en nuestros
días se pone
en cuestión la aplicación de estos derechos en
cuanto a su
desarrollo en igualdad de condiciones con la escuela
estatal.
PRIORIDADES
Y URGENCIAS
51
62 JUAN
PABLO II, Exhortación
apostólica, Ecclesia in Europa (28.6.2003)
103.
63 Cf.
XXXVIII ASAMBLEA PLENARIA
DE LA CEE. Declaración sobre El derecho a la
educación
(24-6-83) 2.
Cualquier
recorte a estos derechos es recorte a las libertades. No
es la
Administración del Estado la que decide o concede como gracia
el ejercicio
de esa libertad a los padres. En el ejercicio pleno de
la libertad de
enseñanza se juega la libertad de la sociedad.
Los recursos
de que dispone el Estado para atender a las necesidades
de educación
de la sociedad proceden por igual de todos
los
ciudadanos. En este aspecto, la verdadera libertad de elección
requiere la
igualdad de condiciones económicas y académicas en
todos los
centros docentes.
58.
El mismo ejercicio del derecho del titular a establecer el
carácter
propio del centro se ve, a veces, dificultado por la obligada
aceptación de
alumnos cuyos padres se oponen a que sus
hijos reciban
la enseñanza de la religión católica. Con el Tribunal
Constitucional
tenemos que decir que: “el ejercicio por el titular
de su derecho
a establecer el carácter propio del centro actúa
necesariamente
como límite de los derechos que ostentan los
demás miembros
de la comunidad educativa –profesores, padres
y alumnos–
pues de otro modo no sólo quedaría privado de todo
contenido real
el derecho a establecer el carácter propio del centro,
sino que se
vería también defraudado el derecho de los padres
a escoger para
sus hijos la formación religiosa y moral acorde
con sus
propias convicciones...”64 Hay que tener en
cuenta que la
enseñanza de
la religión católica hace posible la fundamentación
de la
cosmovisión cristiana, como concepción de la vida y como
elemento
básico para la formación integral del alumno.
La escuela
católica está abierta a todo tipo de alumno que opte
por ella, con
tal de que acepte los medios que la misma escuela
católica posee
para el desarrollo de su propio proyecto educativo.
Sin embargo,
en la práctica, la aplicación de la norma legal difi-
LA
ESCUELA CATÓLICA. OFERTA DE LA IGLESIA
EN ESPAÑA PARA LA EDUCACIÓN …
52
64 Sentecia
del Tribunal Constitucional, 77/1985, Fundamento jurídico II, 9(27.6.1985).
culta el
ejercicio del derecho de opción de los padres, e incluso,
obligan a
recibir alumnos que se oponen a dicho proyecto.
Es por todo
ello necesario que la comunidad educativa católica
esté en todo
momento unida en la defensa de sus intereses y
derechos para
el mejor servicio eclesial a la sociedad. Es muy
necesaria y de
gran trascendencia la coordinación de esfuerzos,
proyectos y
medios a través de las diócesis, congregaciones y
parroquias que
hagan posible la continuidad de los colegios con
su propio
ideario y carisma.
Los obispos en
momentos difíciles para algunos colegios católicos
hacemos una
llamada a los religiosos, religiosas e instituciones
titulares para
que estos colegios se mantengan con su propia
identidad
católica al servicio de la evangelización.
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