¿QUÉ ES LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA?
La DSI es un patrimonio de enseñanzas que se organizan
sistemáticamente
La DSI abarca todos los campos en los que se desarrolla la
convivencia humana
La DSI hunde sus raíces en la misma Historia de Salvación.
La DSI tiene su fundamento en la dignidad de la persona
humana
La DSI tiene un carácter dinámico e histórico.
La DSI es parte esencial de la evangelización.
La DSI es especialmente para los católicos/as
La DSI más que una teoría se orienta a la acción.
¿Qué no es la DSI?
La DSI no es una doctrina política ni una doctrina económica
La DSI no es una ideología o corriente entre el capitalismo
y el socialismo
La DSI no es un cuerpo de doctrina estática o inmutable
¿Cómo se elabora y aplica la DSI?: El contenido general de
la Enseñanza Social de la Iglesia
La DSI nace del encuentro del Evangelio con la vida de los
pobres: Origen de la DSI
Seguir el mensaje de Jesús nos lleva al encuentro del
necesitado
La huella histórica de las primeras comunidades cristianas.
Los Santos Padres: El amor al necesitado, al pobre, es
preferible a todo lo demás, incluso a la religión de cultos y templos vistosos:
“No rechazarás al necesitado, sino que comunicarás con tu hermano” (Didajé
IV,8); “¿Qué sentido tiene que las paredes de nuestros templos estén cubiertas
de perlas, mientras Cristo muere de hambre en el pobre?” (San Jerónimo s. IV) Los bienes pertenecen también preferentemente a los que no
tienen, el que posee bienes es sólo su administrador: “El pan que tu retienes
pertenece a los hambrientos, el manto que tu guardas en tus armarios pertenece
al que va desnudo; el calzado que se pudre en tu casa es del que anda descalzo.
En resumen, eres injusto con aquellos a quienes pudiendo socorrer no socorres”
(San Basilio s. IV) Porque todos los bienes son
creación y donación de Dios para disfrute de todos los hombres. En esto
consiste practicar la justicia: “El que no comparte sus bienes con los pobres
comete un robo contra ellos y atenta contra su propia vida” (San Juan
Crisóstomo s. IV); “El Señor Dios quiso que esta tierra fuera poseída en
comunidad por todos los hombres, ofreciendo sus productos para el bien de
todos, pero es la avaricia la que reparte el derecho de propiedad” (San
Ambrosio s. IV); “No le das al pobre de lo tuyo, sino que le devuelves de lo
suyo. Pues lo que es común y ha sido dado para el uso de todos, lo usurpas tú
solo” (San Ambrosio) La propiedad y la apropiación de
los bienes sin solidaridad es fuente de desigualdad y desórdenes sociales, de
injusticia y de explotación de los pobres, de las gentes sencillas y
trabajadoras: “El pobre desnudo gime a tu puerta y ni le miras siquiera (…) Te
gozas en los adornos preciosos, mientras otros no tienen que comer (…) El
pueblo tiene hambre y tú cierras los graneros (…) ¡Desgraciado quien tiene
facultades para liberar tantas vidas de la muerte y no quiere!” (San Ambrosio);
“Son los pobres quienes excavan el oro, a quienes después se les niega. Pasan
fatigas para buscar lo que después nunca podrán poseer” (San Ambrosio) Doctrina
Social de la Iglesia 12 Vivir en comunión y comunicación
de bienes marca el estilo de vida y de relaciones sociales de los seguidores de
Jesús; de tal modo que se equilibren y nivelen las desigualdades entre los
pobres y ricos en el desarrollo de la vida social: “Dios creó el genero humano
para la comunión y la comunicación de unos con otros, como Él empezó por
repartir de lo suyo y a todos los hombres suministró su Logos común, y todo lo
hizo por todos. Luego todo es común y no pretendan los ricos tener más que los
demás. Así pues aquello de que ‘tengo y me sobra ¿por qué no he de gozar?’ no
es humano ni propio de la comunión de bienes. Más propio de la caridad es decir
‘tengo, ¿por qué no dar a los necesitados?’. El que así sienta es perfecto,
porque ha cumplido el mandamiento de amar al prójimo como a sí mismo (San
Clemente de Alejandría s. III) El destino
común de bienes está en consonancia con la comunión comunitaria y social del
hombre: La “Basiliada” era un modelo de caridad colectiva: ¿Quién no sabe que
el hombre es un ser sensible y social, no solitario y salvaje? Nada es tan
propio de nuestra naturaleza como relacionarse unos con otros, tener necesidad
unos de otros, amar lo que corresponde a la propia raza humana y compartir con
todos el beneficio de la fe (San Basilio) La
práctica de la denuncia marca también el compromiso de los responsables de la
Iglesia de los primeros siglos y como tónica general, toman partido a favor de
los débiles: La denuncia de las injusticias establecidas y amparadas a la
sombra de las instituciones; la denuncia de la corrupción administrativa y de
las fortunas que crecían al amparo de los cargos públicos; la denuncia de las
desigualdades escandalosas entre un pequeño número de acaparadores y una masa
ingente de pobres (San Juan Crisóstomo)
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