Señor, Dios de nuetros padres, que concediste a san Joaquín y a santa Ana el privilegio de tener como hija a María, la madre del Señor, concédenos, por la intercesión de estos dos santos, la salvación que has prometido a tu pueblo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
jueves, 12 de marzo de 2015
Doctrina social de la Iglesia
Existen muchos hermanos necesitados que esperan ayuda, muchos
oprimidos que esperan justicia, muchos desocupados que esperan trabajo,
muchos pueblos que esperan respeto: ¿Cómo es posible que en nuestro
tiempo, haya todavía quien se muere de hambre; quien está condenado al
analfabetismo; quien carece de asistencia médica más elemental; quien
no tiene techo donde cobijarse? El panorama de la pobreza puede
extenderse indefinidamente, si a las antiguas añadimos las nuevas
pobrezas, que afectan a menudo a ambientes y grupos no carentes de
recursos económicos, pero expuestos a la desesperación del sin sentido,
ala insidia de la droga, al abandono en la edad avanzada o en la
enfermedad, a la marginación o a la discriminación social…¿Podemos
quedar al margen ante las perspectivas de un desequilibrio ecológico, que
hace inhabitables y enemigas del hombre las vastas áreas del planeta? ¿O
ante los problemas de la paz, amenazada a menudo con la pesadilla de
guerras catastróficas? ¿O frente al vilipendio de los derechos humanos
fundamentales de tantas personas, especialmente de los niños?
El amor tiene por delante un vasto trabajo al que la Iglesia quiere
contribuir también con su doctrina social que concierne a toda persona y
se dirige a todas las personas.
(CDSI 5)
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