sábado, 19 de mayo de 2012

BIENVENIDOS

Buenos días. Nuestro propósito es informarlos a través de este medio y continuar la obra de evangelización a la que hemos sido convocados por gracia de Dios.
Los invitamos a leer y reflexionar a través de la lectura que a continuación compartimos esperando sea de bendición.

¿Respetan nuestros hijos a los Profesores?


A1 hacer una encuesta entre adolescentes sobre "¿Qué entienden por tener respeto a los profesores?", las respuestas más frecuentes son: "Reconocer que el profesor es un adulto", "Saber que no es igual a ti", "Que le tienes que hablar de usted", "Entender que en el colegio cada uno tiene un rol diferente", "Prestar atención cuando explican la materia y cuando te hablan", etc., etc. Pero, ¿quién les enseña a respetar a sus profesores?

Cada vez se escuchan más casos de alumnos que han insultado, humillado o incluso pegado a sus profesores. Antes esto era impensable puesto que, aunque no aguantaran al profesor, sí tenían un respeto hacia él. Pero el problema no radica exclusivamente en los colegios, sino que el respeto hacia los demás se enseña en casa.

El respeto se educa en casa

El primer lugar donde los hijos aprenden lo que es el respeto es en los propios hogares. Desde bien pequeños se les debe enseñar a respetar a sus padres: no permitir contestaciones, pedir siempre perdón cuando su comportamiento lo requiera, saber que sus actos negativos tienen como consecuencia un castigo adecuado, etc. Así, deben tratar con respeto a sus hermanos, a los abuelos, a los tíos, a la persona que nos ayude en casa, al conserje del edificio, a la dependienta del supermercado, etc.

Los hijos deben interiorizar desde la infancia que a todas las personas se les debe un respeto por su dignidad como seres humanos, diferente a la autoridad que cada uno emane por el cargo que ocupe dentro de la comunidad. De este modo, al llegar a la adolescencia sabrán tratar con la educación que se merecen aquellos que les rodean, incluidos los profesores.

Ser autoridad y tener autoridad

En este sentido, les inculcaremos que existe una jerarquía de valores en el trato que dispensamos a los demás, diferenciando el modo de comportarnos con un amigo (le tuteamos), con la cajera del supermercado, el policía de tráfico, con el profesor en el aula, el director del colegio o una autoridad del Gobierno. Aunque debemos ser respetuosos con todo el mundo, el cargo que cada persona ocupa dentro de la sociedad le otorga una autoridad diferente que debemos conocer, reconocer y valorar.

En este orden de cosas, en nuestra tarea de apoyar la labor del colegio, los padres nunca debemos hablar mal de los profesores de nuestros hijos. La actitud proteccionista que en ocasiones, quizá de manera inconsciente, tenemos con nuestros hijos, no hace más que convertirlos en seres inseguros y poco objetivos a la hora de afrontar sus responsabilidades. Y al contrario, una buena base educativa en la familia les ayuda a integrarse mejor en la vida escolar: saber autocontrolarse y tener una disciplina en la que el respeto hacia los demás les ayude a ser niños más maduros.

Así, debemos explicar a los hijos que en primer lugar le deben un respeto al profesor por ser autoridad en el aula, independientemente que éste sepa ganársela o no, es decir, que tenga autoridad.

Conceptos de fondo

Los padres debemos desde casa inculcar una serie de ideas base para que nuestros hijos sepan lo que significa el respeto a sus profesores:

1. El respeto es una norma cívica

2. En todo trabajo hay alguien superior a quien por su posición se debe un respeto por cargo. En el estudiante es el profesor.

3. Como ocurre en toda relación social, no toda persona va a ser de tu agrado, es lo que normalmente se dice "me cae bien o mal". Pero ello, no es motivo para faltar al respeto como persona al profesor "que no te cae bien" y tampoco para dejar de lado la asignatura que éste imparte.

4. Como toda persona, el profesor puede equivocarse. A estas edades debe ser el propio alumno quien solucione cualquier discrepancia; eso sí, con la educación y respeto debido.

5. Como padres no debemos manifestar ante nuestro hijo esos fallos que observemos en el profesor. Lo mejor es decir al hijo que es necesario conocer las dos versiones. Por eso, procuraremos hablar con dicho profesor, antes de defender "a capa y espada" a nuestro hijo. E incluso, aun teniendo razón el hijo, le indicaremos que lo solucione con el profesor.

6. Ante un castigo determinado por un profesor, estemos de acuerdo o no con él, nuestro hijo debe cumplirlo, siempre que no atente contra su dignidad.

7. Esto se extiende a cualquier determinación normativa de carácter colegial. Se debe aceptar las normativas existentes en el colegio de nuestros hijos, siempre que no afecte a principios básicos.

8. A estas edades el ejercicio educativo fundamentalmente debe basarse en la reflexión por parte del hijo, para que interiorice y haga suyo aquello que se le indica. 9. Como reflexión nuestra y de ellos, vale esta cita de Johann Wolfgang von Goethe: "Es fácil temer, pero penoso; respetar es difícil, pero más dulce".

10. Nuestro ejemplo siempre es importante. Deben ver que luchamos y nos esforzamos por ser respetuosos con todos: no criticar, respetar las diferentes opiniones, etc.

Castigos adecuados

En casa los hijos tienen que vivir el respeto por los demás y el faltar a éste siempre debe traer consigo una consecuencia negativa para quien lo vulnere. Por supuesto, el castigo debe conocerse de antemano, no se puede sancionar sin previo aviso. Asimismo, esta serie de medidas tienen que ser educativas, pues no se trata de que nuestros hijos se comporten de una determinada manera por temor al castigo exclusivamente, sino que comprendan la razón por la que les exigimos un modo de comportarse.

Una primera acción, que no castigo, es saber pedir perdón a la persona a la que se ha faltado, incluso ante situaciones en las que uno crea que ha sido injustamente tratado. Nos cuesta más pedir perdón que perdonar.

Si en casa saben lo que es el respeto y que no vivirlo conlleva unas consecuencias negativas, no les resultará extraño aplicar este comportamiento en el colegio. Por nuestra parte, en caso de que nuestro hijo sea castigado en el aula debemos apoyar la sanción del colegio e incluso darle una continuidad en casa y, si es posible, ponernos en contacto con el tutor o profesor para acordarlas medidas oportunas.

El castigo siempre debe adecuarse a las circunstancias concretas. Por ejemplo: si falta al respeto ante un amigo, podemos castigarle no acudiendo a determinados planes previstos durante un tiempo; si se produce mientras practica un deporte, podemos acordar con el entrenador que en el próximo partido acudirá pero "chupará" banquillo -si esto no perjudica al equipo-; o si se produce en casa, le podemos negar algunas actividades, de acuerdo con la gravedad de la acción, etc. 

Para pensar …

- Debemos explicar a nuestros hijos que cuando surjan risitas en clase entre los compañeros; no sean ellos los que sigan con este juego. Supone una falta de respeto hacia el profesor, aunque directamente no se estén burlando de éste.

- Un modo de mostrar respeto hacia los profesores es procurar estar en silencio cuando entra en clase y animar a callarse al resto de compañeros.

- No debemos seguir la corriente a los hijos cuando nos hablen de malos modos de algún profesor: Es diferente que, de manera objetiva, podamos reconocer que hay unos profesores más competentes que otros, pero siempre evitando descalificaciones.

- Puede ocurrir que nuestro hijo no encaje con un profesor determinado. Esta circunstancia podemos volverla a nuestro favor, explicando al hijo que es muy bueno aprender en la vida a convivir con personas de caracteres distintos o incompatibles con los nuestros. Hoy será en el colegio y en el futuro en u trabajo profesional.

- Debemos enseñar a nuestros hijos que, aunque perciban que tienen razón ante una actitud injusta de su profesor hacia ellos, por la autoridad que éste tiene dentro del aula no se le debe contestar en público. Más tarde que procuren aclararlo en privado.

- Es aconsejable que examinemos los comentarios acerca de los jefes o compañeros de trabajo. Podemos faltar al respeto, siendo incongruentes entre lo que decimos y hacemos ante nuestros hijos.

… y actuar

Aun cuando pensemos que se ha cometido una injusticia con nuestro hijo, no podemos ser irrespetuosos con el profesor. Lo primero es no dramatizar ni sobreprotegerlo. Debemos animarle a que solucione él mismo el problema. Si a pesar de esto el tutor no da su brazo a torcer, será bueno que indaguemos para tener las dos versiones y actuar en consecuencia, siempre con buenos modales.